El humo de los motores diésel causa cáncer de pulmón y posiblemente de vejiga. Así lo asegura la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), el grupo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Ahora, esos estudios se han confirmado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Su Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC),que revisa las partículas que provocan esa enfermedad, ha concluido que el humo de los motores diésel causa cáncer de pulmón y posiblemente de vejiga.
El humo del diésel estaba desde 1988 considerado como posible carcinógeno (lo puso en el grupo 2A de la escala), y ahora sube al primer escalón. Ahora los estuduos se han centrado en trabajadores muy expuestos a las partículas microscópicas y a los óxidos de nitrógeno producidos en la combustión del diésel. Y ha pasado al grupo de las sustancias que causan cáncer con seguridad, junto al amianto, el benceno o el formaldehído.
¿Y la gasolina? Tras esta evaluación, la gasolina se mantiene como probable carcinógeno, pero un nivel por debajo. La revisión científica se publicará el viernes en The Lancet Oncology.
La monografía de la IARC indica que “el riesgo depende de la exposición. La gente muy expuesta tiene más riesgo, pero quien recibe menos dosis también, aunque en menor medida. Es un problema de salud pública que los Gobiernos deben abordar”.
Esta podría ser la base de mayores impuestos a los coches diésel, o por lo menos sentar la base para que acabe el CO2 como único referente de contaminación. También debería suponer un mayor impulso a las mejoras técnicas de los motores de gasolina (como esta que propone consumos equivalentes a diésel).
En España, siete de cada diez coches que se matriculan son diésel (se trata de un motor muy versátil). Al emitir menos dióxido de carbono (CO2) está bonificada su compra, además de que consumen menos combustible. Sin embargo, el mercado español ya muestra síntomas de cambio. Y es que los díesel, además de más sucios, quizá no compensen a todo el mundo.
Xavier Querol, profesor e investigador del CSIC, asegura a El País: “Las ciudades españolas parecen tener miedo de aplicar esas medidas restrictivas. Es necesario un plan para renovar esos coches, aunque estemos en crisis. No son muchos; solo los antiguos, a los que habría que prohibir la entrada al centro”. En California ya tienen prohibido el acceso a las ciudades. ¿Ocurrirá en España?
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