lunes, 23 de abril de 2012

La innovación a principios del siglo XX


Vehículo todoterreno Vehículo todoterreno de 1936, capaz de triscar cuestas de hasta 65º de pendiente
Este será un artículo atípico porque más que tratar un tema de actualidad relacionado con la seguridad vial, voy a echar la vista atrás y, a lo mejor, podemos tener una mejor perspectiva de cómo hemos evolucionado. Desde que el coche es coche, desde que el primer automóvil se puso en marcha por los caminos la seguridad vial estuvo presente y, cada año, cada década, fue tomando más importancia hasta llegar al presente.
Por mucho que nos provoque risas ver las máquinas de hace casi 100 años, cuadradas, parecidas a las calesas pero sin caballo (con caballos de vapor, claro)… en el momento eran la cúspide de la pirámide tecnológica. Eran auténticos esfuerzos ingenieriles, diseños novedosos, áreas completas de investigación por descubrir y formalizar, cimientos embarrados que hacían fracasar casi todas las innovaciones. Eran tiempos diferentes, pero creo que, al fin y al cabo, no lo son tanto como podemos creer.

Atropellos mortales de necesidad

Para los pioneros, había claramente dos preocupaciones serias, aunque ellos no fuesen del todo conscientes: la falta total de sistemas de seguridad pasiva (y activa) hacía que un accidente (un vuelco por ejemplo) fuese grave o mortal de necesidad; y por otro lado, los peatones podían contar con que las lesiones que le serían infligidas en caso de topetazo urbano serían de bastante consideración. O mortales, mismamente.
Aquellas máquinas primigenias, con sus bloques de metal espeso, pesado, con aristas poco suavizadas y a la altura de la cadera o quizás más altos, su ruidoso traqueteo, sus deficientes (o muy deficientes) sistemas de frenado y suspensión… debían ser auténticos obuses a velocidad reducida, que como te alcanzasen a encajar un topetazo podías empezar a rezar rápido.
Protector de peatonesSistema que pretende evitar lesiones a un peatón atropellado
Viene a mi memoria el famoso caso de la primera víctima mortal implicada en un atropello, Bridget Driscoll. La pobre mujer murió a causa de las heridas en su cabeza a causa de impacto de un Roger-Benz que circulaba a… 6 km/h, y que seguro que rugía más que un pelotón de camiones de bomberos. Eran otros tiempos y, como sucede también en la naturaleza, el desconocimiento provoca confianza, y la confianza…
Esto ocurría en 1896. A partir de ahí miles de personas perderían la vida atropelladas. Y para intentar evitar las lesiones que debían ser habituales en esos casos (no hay más que mirar los coches, cómo eran, para imaginar qué lesiones podrían provocarse) alguien inventó el “ganapán recoge-peatones”. Dudo que lo denominasen así, pero la idea es que esa tela metálica adosada al coche evitaría (pero no se cómo) ciertas lesiones y, por añadidura, eliminaría la probabilidad de caer bajo el vehículo mientras éste siguiese en marcha. El caballero de la foto sale cómodamente sentado, dudo seriamente que esa fuese la postura final en un caso real.

La poca gracia que nos hacía desplegar el mapa mientras conducimos

GPS roll-on GPS de papel enrollado
El GPS no es un sistema de seguridad ni activo, ni pasivo. Pero ayuda a no perderse, y sobre todo, evita que despleguemos un mapa sobre el volante y hagamos “el ganso” concentrándonos en encontrar la ruta correcta mientras segamos un campo de trigo, o toreamos involuntariamente una vaquilla silvestre, solo si tenemos suerte. Como sistema GPS, lo cierto es que lleva entre nosotros unos pocos años, algunos más en entorno militar, pero con nosotros comercialmente es relativamente joven.
Pero eso no importa, si algo se le mete a un inventor entre ceja y ceja, lo hará. Aunque ahora, al ver la fotografía, nos recuerde a esos pequeños juegos de conducción para niños de 3 o 4 años, de esos que hacen pasar una cinta de papel pintado emulando una carretera mientras movemos una motocicleta de plástico de izquierda a derecha para no chocar con los árboles y las rocas o los demás coches. Si hay que inventar un sistema para saber “por dónde andamos”, se inventa. Hombre, faltaría más.
Este curioso artilugio, que obviamente no es un GPS por definición, funcionaba como sigue: al arrancar (y suponiendo que el visor está posicionado de alguna forma, manual o como sea, en el punto donde estamos) la máquina empezará a “pasar bobina” proporcionalmente a la velocidad que adquiera el vehículo. O sea que, en resumen, al cabo de un rato estaremos viendo una aproximación de dónde estamos. Lo que se viene conociendo como “más o menos debo estar cerca de…”.
Se que no he contado nada que termine en moraleja, o conclusión, o enseñanza (yo pocas cosas puedo enseñar). Simplemente, entre los inventos que acabo de contaros, incluyendo el estupendo todoterreno del principio del que nada conté, pero que quería que os evocase capacidad de innovación, interés por vencer barreras y solucionar problemas… simplemente espero que os hagáis una reflexión de viernes y fin de semana: hoy, en el futuro, ¿realmente buscamos cosas diferentes a las que podría buscar la gente que se desarrolló hace un siglo? ¿Realmente creemos que nuestra preocupación por la seguridad y el avance tecnológico es algo nuevo? Ahí queda eso, espero que disfrutéis del fin de semana con salud.

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